"¿Estoy hablando muy rápido? Porque suelo hablar a 3.000 por hora". En verdad la charla es acelerada, pero también distendida y amena. Marcelo Polino no es al teléfono aquel personaje rudo y de moño que personifica en "ShowMatch", capaz de decirle a un bailarín amateur "fue una pérdida de tiempo verte" o "limitate a bailar que ser gracioso no te sale". Eso sí, es tan franco como en el estrado. Entre otras cosas, admite que no tiene muchos amigos en el medio y que, ausente y todo, Marcelo Tinelli sigue siendo el número uno de la televisión.
El periodista restaurará mañana al juez impasible y ácido durante las dos funciones que dará con QV4 en Tucumán. Sobre eso y otras cuestiones del espectáculo -su gran especialidad- habló con LA GACETA:
- ¿Cuál es tu papel en el show?
- Seré el juez que, a partir de una serie de situaciones graciosas, dictamina si los QV4 son o se hacen. Conozco hace tiempo a este grupo, porque nos cruzamos seguido en Carlos Paz. Me contaron la idea del show, me gustó y me sumé porque coincidió con un fin de semana libre. Lo que valoro de ellos es que son creativos y hacen un humor sano, pero, sobre todo, que son muy trabajadores. Vienen remándola y laburan para mejorar año tras año.
- Si tuvieses que juzgar a la TV actual, ¿cuál sería tu veredicto?
- Es un año atípico porque aún no está definido el regreso de Tinelli, que es la estrella máxima de la televisión. De todos modos, me parece que es un año más bien periodístico: la gente está muy ávida de saber lo que pasa en el instante en que sucede, tanto con el espectáculo como con la política o la economía. Se busca inmediatez y eso ha favorecido a los periodistas.
- ¿Por qué cada vez más programas de espectáculo tratan temas de política o economía?
- Desde la aparición de internet, todos los temas están muy relacionados. Ninguna sección es exclusiva de nadie.
- ¿Qué va a pasar con Tinelli?
- Estoy todo el tiempo en contacto con su producción y sé que están trabajando para hacer un mix de humor con el Bailando. Pero no sé nada del canal en el que saldrá. Obviamente tendrá los tiempos muy acotados, pero no olvidemos que el año pasado volvió un 7 de junio.
- ¿Por qué crees que sos el único miembro del jurado que prefirió mantener?
- Quizás porque soy imparcial: no tengo compañía, ni gente contratada, ni parientes que bailan... Mi voto es blanco, me da lo mismo cualquiera de los participantes. Cuando el certamen termina, le doy la mano al ganador y me voy a mi casa. Eso le gusta a la empresa. Aparte sé que a Marcelo le gusta mi forma de ser: el año pasado dijo unas palabras maravillosas sobre mí, elogió mi forma de ver la vida. Y eso es más importante que el trabajo.
- ¿Cómo te iniciaste en el periodismo?
- De casualidad. Había vuelto de España y, como cualquier chico de 21 años, tenía una mano atrás y otra adelante. Empecé a trabajar en una oficina de la revista "Tal cual"; allí limpiaba, era ordenanza. Sucedió que, después de hora, me quedaba leyendo las revistas de espectáculos y haciendo mis primeros escritos en una máquina de escribir, con dos dedos, porque entonces no existían las computadoras (risas). Así empecé a trabajar como periodista. Tiempo más tarde me llamaron de la Editorial Perfil, luego de Radio Mitre y al toque comencé con Lucho Avilés. Y nunca más paré: este año cumplo 20 años en la TV.
- Con tanta trayectoria, ¿tenés asignaturas pendientes?
- No. He tenido contacto con todas las figuras de este país y hasta pude viajar y hacer entrevistas en otros países.
- Nombrá una razón por la que agradecés ser periodista y otra por la que renegás serlo.
- Agradezco que la profesión me haya dado un standard de vida, vivo muy bien de lo que hago. Lo que me incomoda es cuando me toca dar noticias acerca de los pocos amigos que tengo vinculados con el espectáculo. Eso no me deja en un buen lugar porque yo cuido a mis amistades.